Querida Lola:
Han pasado ya unos días desde que te tuve que llevar al veterinario para que acabara con la agonía de tu linfoma. Recuerdo como si fuera hace un minuto tu última respiración, como te fuiste al cielo, porque un perro no puede ir a otro sitio, con los ojos abiertos mirándome, en tu cunita, porque no queríamos que te fueras en una fría y aséptica mesa.
No puedo quitarme el sentimiento de culpa de haber tomado la decisión de tu eutanasia, de haberte robado unos días, unas horas, quien sabe si unos minutos de tu vida, por mi egoísmo de no verte sufrir, y pienso que este sentimiento me acompañará siempre. Aún nos dimos aquella mañana un pequeño paseo, te llevé en brazos y luego caminaste un poco por uno de los rinconcitos que a ti te gustaban, oliéndolo todo y mirando al cielo, absorbiendo los últimos recuerdos de tu vida porque sabías que no te quedaba mucho.
Parece mentira que un animalito pequeño como tú llenara tanto la casa, tu olor, tu presencia siempre acompañándonos en todo, tus patitas sobre el parquet... ese momento de llegar a casa y oírte venir a recibirnos, y sobre todo ese conocimiento profundo de nuestro estado de ánimo en cada momento, ese apoyo constante en las situaciones difíciles que hemos pasado.
Mucha gente se burla del cariño y amor que se siente por una mascota, a mi me dan pena porque nunca lo han experimentado y la vida es menos vida si no has tenido a tu lado un ángel.
Te mando esta foto, en la finca, uno de tus sitios favoritos, donde disfrutabas como una loca.
Ruego a Dios que haya una vida después de la muerte, porque se que me estarás esperando.
Te quiero
Ay, Salva, lo hice cuando lo supe pero ahora vuelvo a llorar contigo. Lola está en el cielo de los perretes, en el que hay siempre agua fresca, la comida que les gusta, prados enormes para correr y muchos amigos con los que jugar. Y una camiseta con vuestro olor porque incluso allí ella os lleva también en el corazón. Claro que te estará esperando, de hecho siempre estará contigo. Hiciste lo que debías, la pobre Lola hubiese sufrido inutilmente, pero entiendo lo mal que te sientes y lo que te duele. Quédate con eso y con los maravillosos ratos que pasaste con ella. Un beso enorme.
ResponderEliminarYa te lo dije cuando lo supe. No sabes cuanto lo siento, sin haberla conocido y haber disfrutado de su alegría, su cariño y su gran corazón.
ResponderEliminarLe has escrito una carta preciosa, que seguro que ella ha recibido en el cielo de los perros y llevará siempre en su corazón.
Me has hecho llorar y recordar muchas cosas. Un beso.
No creo para nada que fueras egoísta... al contrario, creo que hay que ser muy valiente para tomar la decisión de que no sufran quizá más de lo que podrían soportar.
ResponderEliminarNo he podido evitar emocionarme, te lo dije también por FB, quien no comprende ese cariño, ese amor que se les tiene, se perderá muchas cosas en la vida porque forman parte de la familia, son uno más y como tal se siente su ausencia.
Ánimo y un beso grande : )
la muerte no existe , es la muerte del cuerpo fisico, pero no existe. nos vamos a otro lado, es como un viaje a otro lugar, pero estan todos alli, y Lola, tambien, y mi Hèrcules, tambien, te lo aseguro Salva, no te puedo decir porque lo se, pero lo se, estan alli en el otro lado y nos acompañan. fuertes abrazos.
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