Este será el quinto mes que llevo sin probar carne ni pescado, me he convertido en ovolácteo vegetariano, me alimento de vegetales, leche y huevos.
Lo que empezó siendo una cura de desintoxicación de unas copiosas navidades se está convirtiendo en una semilla que está arraigando con fuerza, cuantos más días pasan, más contento estoy con mi decisión reforzada por los buenos resultados que tuve en mis últimos análisis clínicos.
Es curioso como el tema del sufrimiento animal dentro de la crianza intensiva de ganado siempre ha estado en mi vida, y en la de todos, pero algo había y hay en nuestro cerebro que nos hace ignorarlo y fijaos que yo lo he vivido de cerca con mi trabajo en nutrición y sanidad animal en Inabonos durante muchos años, pero mira, nuestra mente no asocia unas salchichas con un animal que se cría en condiciones deplorables en la mayoría de los casos.
Es mas digna la vida de un animal cazado, que por lo menos disfruta de su libertad hasta que le pegan un tiro, que la de un pobre lechoncillo que se cría rodeado de mierda, con sus colmillos cortados, su cola amputada, castrado..... Hace poco en un programa de la tele echaron un reportaje sobre el cerdo ibérico y daba gusto ver a esos gorrinos retozando felices por la dehesa. Los huevos que yo como son de mis gallinas, que viven felices, a sus anchas y con una alimentación sanísima (maíz, salvado de trigo, los cucos que ellas mismas cogen de la tierra..) y que mueren de viejas o cuando entra algún zorro, como hace unos meses, y hace la matanza de Texas aviar.
Esto es un ejemplo de las reflexiones que me siguen animando a seguir con esta decisión.
Ya os iré contando más.
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