viernes, 28 de julio de 2017

POR EL CAMINO

Llevar caminando a los peques al cole es una oportunidad perfecta para ver pasar la vida. Prácticamente todos los días nos cruzamos a la misma gente, con algunas excepciones los meses de verano.

Así siempre vemos al señor X, que lee el Mundo Deportivo sentado junto a calle Barcelona y que siempre nos saluda con una sonrisa, y a la farmaceútica que va a su trabajo y nos saluda de la misma manera. Uno de los encuentro que más celebran los nenes es el que se produce con su antigua compañera de guardería, Sophie, que va a otro colegio pero por el mismo camino.

Hay veces que a base de saludar a las mismas personas todos los días, gente que no conocemos, los mellizos las hacen suyas, y ya les dicen cosas cada vez que los ven por la mañana en su carrito. Siempre se aprende de ellos, y es que con su "buenos días" y una sonrisa, logran cambiar la cara de todo el mundo, de una manera bien sencilla.

También tienen por costumbre saludar al policía que vigila el paso de cebra de acceso al cole, como todos los días cambian, se han hecho amigos de todo el cuerpo de policía local de Salou.

Pero no todos son alegrías, cuando pasamos por la puerta de los hoteles y ven salir a los turistas, o subiendo al autobús o los ven desayunando, ya que el comedor da a la calle, me preguntan con mucha pena que porque ellos no pueden ser turistas, desayunar cruasanes, e ir a la playa y a excursiones en autobús, que ellos no quieren ir al cole siempre, que quieren ser turistas y no vecinos.....

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