LA VULGARIDAD NACE O SE HACE

Ultimamente estoy reflexionando y dándole vueltas al tema de la educación y buenas maneras, ya se que suena cursi, pero es algo de lo que cada vez carece más esta sociedad. El panorama es preocupante, incluso caemos nosotros mismos en esas malas formas sin darnos cuenta.

Tradicionalmente la falta de educación venía asociada a personas de baja extracción social, gente sin estudios, con poco o nulo acceso a la cultura o que desarrollaba su vida en entornos marginales. Por lo menos así era cuando yo era niño.

Actualmente no tiene nada que ver: la cultura, la escolarización, la información...está al alcance de todo el mundo, incluso se refuerza más en determinados colectivos. a pesar de esto el día a día en la calle es terrible. Gente gritando en cualquier establecimiento, como nos ocurrió a nosotros el martes, en el que toda la clientela de una zapatería nos enteramos de los problemas de callos de una señora a la que no le hacía falta un altavoz. Ya no hablo de restaurantes, que no son precisamente de cocina barata, que parecen gallineros y no puedo dejar de nombrar a esos padres y madres chillones que gritan a sus hijos usando todo el vocabulario de exabruptos que figuran en nuestra lengua, luego se extrañan de que los niños salgan violentos. ¿Que nos pasa?

Las generaciones venideras no dan mucha esperanza. Poco nos enseñan en los medios de comunicación sobre chicos y chicas, que los hay, con inquietudes, buenos estudiantes, trabajadores..... al contrario, se regodean en pastilleros, makineros, gente vulgar y mal hablada.....lo mejor de cada casa. El adolescente normal pasa a llamarse friki, es el "raro", el excluido por una sociedad y un entorno en el que prima mas el tener que el ser, pobre de él que use un lenguaje correcto, basta ver los textos que escriben muchos adolescentes, como muestra leed este texto de una web de opiniones ciao. Un código no escrito que impone el uso de ropa de marca, poseer lo último en tecnología y una uniformidad en el vestir, un entorno que acepta como normal o incluso divertido, algo tan pernicioso como el alcoholismo, en plan guay se llama botellón.

Cualquiera con una fuerte personalidad propia acaba nadando en un mar repleto de tiburones.

Pero aún quedan esperanzas, hay que ser optimistas.